Unos piensan que la radio le salvó la vida, otros que se la quitó. El receptor de su abuela interceptó aquella bala
perdida, y él decidió: “Lo que sea en adelante, lo seré gracias a ella”.
Recorría las calles de la favela haciendo preguntas incómodas, libreta en ristre,
arrastrando su pierna inútil, con su camiseta de Radio Cristo Favela pintada
con sus propias manos. Plantrado frente al gran narco Tiago el “Mudo”, amo y señor de la
favela Cristo Rei, armado tan sólo de papel y lápiz, no pudo evitar preguntarle:
¿Algunas palabras para la radio?
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